Los coches modernos son una combinación de acero y silicio controlada por más de 100 millones de líneas de código (MLOC). En un vehículo medio, ese software se ejecuta en una red de cientos de controladores llamados unidades de control electrónico (ECU).

Las ECU son subsistemas de procesamiento integrados que gestionan otros subsistemas del vehículo, como el motor, la transmisión, la dirección asistida, los airbags y los frenos. En la actualidad, estos controladores están interconectados mediante hilos y cables que transmiten señales y comunican dependencias. Funciona, pero esta arquitectura presenta importantes inconvenientes:

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